Retrato : Safia Djellali, ginecologa y obstetra. Una firme vocación.

«La ginecología es un sacerdocio», explica la Dra. Djellali , con sentido del humor. Incluso de niña, cuando su madre le hablaba de su ginecólogo, pensaba que ese hombre que trataba tan bien a las mujeres debía ser un semidiós. Fue por esos años que nació su vocación, y recuerda que lo anunció con orgullo a su familia. Esta dedicación es su razón de vivir. Como si fuera poco, la practicante tiene un nombre que le va como anillo al dedo: «Safia», significa «leal» en árabe. Sin duda se necesita determinación y dedicación para hacer ciertos trabajos. 

La Dra. Djellali decidió marcharse a Afganistán tras una exitosa carrera en Túnez, primero en Susa y luego en la capital, donde optó por trabajar como médica privada para cuidar de su padre enfermo. Safia no sólo ejerce la medicina, cuando decide abrir su consulta es además   madre de tres niños pequeños. Su carrera se desarrolló al ritmo de viajes a diversos congresos en Francia, América, Alemania, Italia e India. Debido a sus obligaciones familiares, sus estancias eran cortas pero enriquecedoras. Cada vez que volvía a casa, Safia sentía el deseo de ejercer su profesión más allá de las fronteras tunecinas. Para cambiar su rutina, quiso descubrir nuevas dimensiones de este trabajo que tanto le gusta. Su deseo de combinar lo útil y lo agradable la llevó, durante sus intercambios con Prodie Santé, a especificar que no buscaba misiones remuneradas. Cuando Emmanuelle, la directora de nuestras oficinas en Canadá, le propuso trabajar como voluntaria para La Chaîne de l’Espoir, la Dra. Djellali no dudó ni un segundo en aceptar la oferta.   

 El siguiente paso fue poner en contacto a Agnès Simon y Safia Djellali. Agnes le describió la realidad del terreno en Afganistán y le informó de las dificultades a las que tendría que enfrentarse, pero ella no se alarmó. Sólo tenía una preocupación: satisfacer las necesidades de productividad y eficiencia del IMFE. Como la buena estudiante que fue, se preparó sin descanso antes del viaje.  Para ello, se puso en contacto con su profesor y amigo, su superior, el decano de la facultad de Sousse, y participó en el curso de inglés médico para repasar sus conocimientos y volvió a integrar los servicios públicos de la maternidad. En efecto, aunque esta ex vicepresidenta de la Sociedad Nacional de Ginecología de Túnez y exsecretaria general de la Sociedad para el Estudio de la Menopausia nunca abandonó del todo el mundo académico y el trabajo de investigación, sintió que su práctica en la consulta privada no eran suficientes para prepararse a lo que le espera en Kabul. Consciente de que el ritmo no sería el mismo, quiso ser operativa lo antes posible.    

Fotografía: Oriane Zerah

Safia habla muy rápido y se disculpa por ello. En la forma en que cuenta su historia se entiende de donde proviene su fuerza, su respeto por los demás y su generosidad, y a veces cuando hay

silencios las dudas que la invaden. Explica que, gracias a estas dos experiencias profesionales y humanas en Kabul, pudo hacerse una mejor idea del trabajo que realiza el Instituto Médico para la Madre y el Niño in situ. 

También expresó su admiración y respeto por los proyectos llevados a cabo por La Chaîne de l’Espoir en Afganistán y su socio Prodie Santé, sin los cuales la experiencia no habría sido posible. Las dos misiones de la Dra. Djellali tuvieron lugar en diciembre de 2019 y a principios de marzo de 2020. Se recuerda también el inicio de la pandemia y los vuelos de repatriación a Estambul y Dubái que partieron justo antes de la llegada a Kabul del ex presidente estadounidense Donald Trump. Extraña conjunción de acontecimientos. 

En su primer viaje, no tardó en comprender las necesidades del centro y no estaba segura de que sus áreas de especialización, la Procreación con Asistencia medica (PAM) y la ecografía, sean prioritarias en el IMFE. Trabajó con una especialista en cirugía vaginal y pensó que no cubría con exactitud las necesidades del centro. Los ginecólogos y obstetras en el hospital están bien formados, y aunque una asistencia siempre resulta útil, ella no estaba segura de que la suya fuese imprescindible. Este sentimiento de frustración e impotencia es común entre los voluntarios que trabajan en zonas complicadas del planeta. Se traduce a veces en una impresión de no ser necesario, de no encontrar su lugar y, cuando se acerca el final de la misión, surge un paradójico sentimiento de abandono de los colegas y de los pacientes.    

Emmanuelle, el contacto de la doctora Djellali en Prodie Santé, la llamó para hablar de la situación y se convirtió en su mayor apoyo. Siendo la ginecología una especialidad muy amplia, la Dra. Djellali escribió en sus informes, al final de su misión que, aunque no sea una prioridad vital existe una demanda para la PAM. 

 El destino la llevó a conocer una mujer que se llama como ella nombre y que intenta desesperadamente tener un hijo con su marido. Por desgracia, el hospital carece de medios para ayudarla, por lo que la pareja se aferra a la esperanza de que algún día su sueño se hará realidad. Para agradecerle que les haya devuelto la esperanza, la pareja le ofreció una tela bordada con el nombre «SAFIA».  

Desde entonces, el establecimiento intenta desarrollar su servicio de PAM y espera poder hacerlo efectivo en los próximos años. La Dra. Djellali ha sido fundamental para impulsar el desarrollo de este sector en el IMFE. Aficionada a la historia y la arqueología, Safia siempre tiene presente las palabras de Anatole France: » El porvenir solo se puede construir tomando en cuenta el pasado”.